La guerra entre Rusia y Ucrania ha provocado una situación de emergencia humanitaria y ambiental que afecta a millones de personas en ambos países y en el resto del mundo. En este artículo, analizaremos algunas de las consecuencias más graves que ha tenido este conflicto armado en la seguridad alimentaria y el medio ambiente.
Seguridad alimentaria
Rusia y Ucrania son dos de los mayores productores y exportadores de cereales del mundo, especialmente de trigo, maíz y cebada. Estos cultivos son fundamentales para la alimentación de gran parte de la población mundial, así como para la producción de piensos para el ganado y de biocombustibles.
Sin embargo, la guerra ha interrumpido el comercio y el transporte de estos productos, lo que ha provocado una escasez global y un aumento de los precios. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el índice de precios de los alimentos alcanzó en enero su nivel más alto desde julio de 2014, con un incremento del 4,3% respecto al mes anterior.
La FAO advierte que la amenaza de padecer hambre se cierne sobre millones de personas, especialmente en algunas partes de África y Oriente Medio, donde la situación ya era crítica antes de la guerra. Además, la inflación y la pérdida de poder adquisitivo han afectado a las economías de muchos países, generando malestar social y protestas.
Para aliviar esta crisis, Rusia y Ucrania firmaron en julio un acuerdo para liberar millones de toneladas de cereales que estaban varados en los puertos ucranianos del mar Negro como resultado de un bloqueo marítimo de facto por parte de Rusia. Sin embargo, este acuerdo se ha visto amenazado por las continuas hostilidades y las sanciones impuestas por Occidente a Moscú.
Medio ambiente
La guerra también ha causado graves daños al medio ambiente, los recursos naturales y las infraestructuras de Ucrania. Según un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la invasión rusa ha hecho retroceder los progresos que Ucrania estaba realizando en materia ambiental antes de la guerra.
Entre los impactos más preocupantes se encuentran:
– La contaminación del aire, el agua y el suelo por los bombardeos, las minas, los incendios forestales y las fugas de sustancias tóxicas.
– La pérdida de biodiversidad y hábitats por la deforestación, la caza furtiva, el saqueo y el desplazamiento forzado de personas y animales.
– El deterioro de las infraestructuras básicas como plantas eléctricas, redes de agua potable y saneamiento, sistemas de transporte y comunicación, hospitales y escuelas.
– El aumento del riesgo de accidentes nucleares o radiactivos por el daño o sabotaje a las centrales nucleares o a los depósitos de residuos que hay en el territorio ucraniano.
Estos efectos no solo ponen en peligro la salud y la seguridad de las personas que viven en las zonas afectadas por la guerra, sino que también pueden tener consecuencias transfronterizas y a largo plazo para el clima y el equilibrio ecológico del planeta.
Conclusión
La guerra entre Rusia y Ucrania es uno de los conflictos más graves y complejos que se han vivido en el siglo XXI. Sus repercusiones van más allá del ámbito político y militar, y afectan a aspectos vitales como la alimentación y el medio ambiente. Es urgente encontrar una solución pacífica y duradera que ponga fin al sufrimiento humano y al deterioro ambiental que esta guerra ha provocado.
PERIODISTA, LIC. ALEXIS ROSARIO, CDP, SNTP, FIP