En el corazón de la provincia de Dajabón, un suceso reciente ha vuelto a poner de manifiesto la urgencia de fortalecer la seguridad en nuestra frontera con Haití. El río Masacre, fuente vital de agua para la región, se ve amenazado por acciones de grupos haitianos que, sin el debido control, intentan desviar sus aguas hacia su territorio.
La escena, ocurrida este jueves, nos confronta con la realidad de una frontera porosa y vulnerable, donde la presencia de militares dominicanos no siempre es suficiente para contener las actividades ilícitas de aquellos que operan más allá de nuestras fronteras.
Es innegable que las autoridades dominicanas han hecho esfuerzos para garantizar el suministro de agua de riego a través de infraestructuras como el canal La Vigía. Sin embargo, estos esfuerzos se ven constantemente desafiados por acciones que ponen en riesgo no solo la seguridad hídrica de nuestra región, sino también la integridad territorial y la soberanía nacional.
Ante este panorama, es fundamental que las autoridades locales y nacionales redoblen sus esfuerzos en materia de seguridad fronteriza. Esto implica no solo una mayor presencia militar, sino también una coordinación efectiva entre las instituciones encargadas de velar por la integridad de nuestras fronteras.
Además, es crucial fomentar el diálogo y la cooperación con las autoridades haitianas, buscando soluciones conjuntas que aborden las necesidades y preocupaciones de ambas naciones de manera pacífica y constructiva.
En última instancia, la seguridad fronteriza no solo es una cuestión de proteger nuestros recursos naturales y territoriales, sino también de garantizar la estabilidad y el bienestar de nuestras comunidades fronterizas. Es hora de tomar medidas firmes y decisivas para asegurar que nuestra frontera sea un lugar de encuentro y cooperación, y no de conflicto y confrontación.
LIC. ALEXIS ROSARIO, CDP, SNTP, SIP