En una época en la que el medio ambiente y los recursos naturales están en constante peligro, es crucial que las comunidades tengan el derecho y la libertad de defender su entorno. Sin embargo, la triste realidad es que en muchas ocasiones, aquellos que se alzan para proteger la naturaleza se enfrentan a la represión y el maltrato por parte de las autoridades, como lo que ocurre en la comunidad de Rancho Nuevo, donde los defensores del Río Yuna han sido víctimas de abuso policial.

Este atropello hacia los líderes comunitarios que desafían a los areneros que explotan el río Yuna es un recordatorio alarmante de la disonancia entre lo que se espera de las autoridades y lo que realmente hacen. En una sociedad justa y civilizada, debería ser un deber primordial de la autoridad proteger a aquellos que se dedican a la defensa del medio ambiente y los recursos naturales.

La lucha por la protección del medio ambiente no es una lucha en vano; es una lucha por el bienestar de las generaciones presentes y futuras. Los recursos naturales, como los ríos, bosques y tierras, son un legado que debemos salvaguardar. La explotación indiscriminada de estos recursos no solo afecta a la biodiversidad, sino que también tiene un impacto directo en la calidad de vida de las comunidades que dependen de ellos.

En lugar de maltratar a quienes defienden estos recursos, las autoridades deberían estar al lado de la justicia y la sostenibilidad. La protección del medio ambiente debería ser una prioridad indiscutible, y aquellos que se dedican a esta noble causa merecen apoyo y respeto, no violencia ni represión.

La pregunta que surge es: ¿a quién defiende la autoridad? ¿Están del lado de los buenos, es decir, aquellos que luchan por un planeta más limpio y un futuro más sostenible, o están respaldando a los malos, aquellos que buscan el beneficio económico a corto plazo sin importar las consecuencias a largo plazo?

Es un cuestionamiento que debe resonar en la mente de todos los ciudadanos preocupados por el medio ambiente y la justicia. La sociedad debe alzar su voz y exigir que las autoridades actúen en favor del bien común y no en favor de intereses particulares que explotan los recursos naturales sin considerar las consecuencias.

El atropello a los defensores del Río Yuna en Rancho Nuevo es un llamado de atención, una llamada a la reflexión sobre en qué sociedad estamos viviendo en estos momentos. Si queremos construir un futuro sostenible y justo, debemos abogar por el respeto a los derechos de aquellos que luchan por la protección de nuestro planeta. El maltrato hacia los defensores del medio ambiente no es solo una injusticia hacia ellos, sino también un daño que afecta a todos nosotros y a las generaciones venideras.

LIC. ALEXIS ROSARIO, CDP, SNTP, SIP

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