La historia de Marrón es de lucha, sacrificio y misterio. Nadie sabe con exactitud su edad, si su historial completo.
Pero si se conoce que hace aproximadamente cien años (UN SIGLO), cuando apenas tenía 6 años de edad comenzó a trabajar ayudando a su madre en los campos de Jima para el sustento de su familia. Los apellidos distinguidos de Marrón le sirvieron de poco. Desde muy joven se sumerge en los terrenos fangueados de los arrozales laborando en la siembra, trasplante, nivelación, mureo, así como en el acarreo del arroz cosechado desde los sembrados hasta los caminos bajo un sol abrazador y sin descanso.
Desde Jima pasa a Palero y Jayaco, siempre zambullido en las aguas palúdicas de los arrozales, entonces sin las más mínimas tecnologías, maquinaria o equipo.
Marrón no conoció la niñez ni la juventud, pero con su laboriosidad contribuía a que los dominicanos tuvieran ese rubro agrícola fundamental en la dieta diaria criolla convertido en Azopao, Locrio, Moro, Arroz con maíz, etc. No vio futuro en su trabajo como jornalero pues los ambiciosos propietarios de los terrenos se apropiaban de todo el beneficio, pagando salario de miseria al trabajador del campo. Emigrando a la ciudad de Bonao, decidió cambiar el oficio y se dedicó a aprender la técnica de freír chicharrón de calidad.
La cantidad de sal, agua, el tipo de temperatura, la edad del cerdo, la calidad de la piel (Capa), el corte adecuado, y así creó el mejor chicharrón de la región, y quizás del país, igualado sólo por el chicharrón de Villa Mella. Durante décadas la comunidad degustó la creación culinaria de Marrón que vendía su producto por todas las calles de la ciudad y por el campo, andando a pie. Pasado el tiempo tuvo que retirarse de su arduo quehacer por motivo de su centenaria edad y enfermedades, sin pensión de vejez y sin recurso alguno. Vive hoy de la solidaridad de personas de buena voluntad.
Abandonado por la sociedad y el sistema por el cual tanto lucho con su laboriosidad ejemplar. Agradecemos encarecidamente la intervención de la Gobernación Provincial y la senaduría frente al estado Dominicano, a fin de que al señor Juan Lora Concepción (Marrón) que tanto ha servido a su país con su trabajo constante, se le asigne una pensión por ancianidad y por su gran laboriosidad.
Las nuevas autoridades han dado muestra de preocupación por la protección de las mujeres, niños y ancianos.
Entrevista realizada por el Ingeniero y escritor Rolando Reyes Tió
Comité de Historias de Bonao.
APUPRENSA