En un país como la República Dominicana, donde emprender es un acto de valentía y supervivencia, muchos ciudadanos inician sus negocios sin contemplar una de las decisiones más trascendentales: ¿constituir una empresa con responsabilidad limitada o operar como persona física?
Aunque parezcan detalles técnicos o burocráticos, la diferencia entre un negocio informal o de único dueño y una Sociedad de Responsabilidad Limitada (SRL) puede marcar la línea entre conservar tu patrimonio o perderlo todo ante una demanda laboral o comercial.
Una SRL es una figura jurídica que separa tu negocio de tu vida personal. En caso de un conflicto legal —como el reclamo de un exempleado por prestaciones, un accidente durante una entrega o un impago comercial— el afectado puede demandar a la empresa, pero no al propietario directamente. Es decir, la responsabilidad está limitada al capital de la empresa, no a tu casa, tu carro o tu cuenta bancaria.
Por el contrario, cuando un emprendedor opera como persona física o con un negocio informal, no existe esa protección legal. El dueño responde con todos sus bienes presentes y futuros. Es más: en una demanda laboral por despido injustificado, un juez podría ordenar el embargo de sus bienes personales, incluso si no hay un contrato por escrito.
Muchos emprendedores se sorprenden al descubrir esta realidad cuando ya es tarde, cuando una notificación judicial llega a su puerta o cuando un oficial de justicia embarga una cuenta.
El mensaje es claro: si tu negocio tiene empleados, clientes, proveedores, y asume obligaciones económicas, formalizarlo como SRL no es un lujo, es una necesidad de protección jurídica. Hoy en día, constituir una SRL es sencillo, asequible y está al alcance de cualquier pequeño o mediano empresario.
Porque emprender no debe ser una ruleta rusa. Debe ser un paso firme… y legalmente protegido.
LIC. ALEXIS ROSARIO
CONSULTOR TRIBUTARIO CERTIFICADO