Pedro Mir, quien fue declarado Poeta Nacional en 1984, escribió en su obra cumbre una frase que está en el corazón de muchos dominicanos: “Hay un país en el mundo, colocado en el mismo trayecto del sol”…
Aprovechamos la figura literaria para llamar la atención de los lectores sobre un hecho sumamente preocupante, como lo es el cambio climático, que parece agravarse con el paso de los años. Es por esa razón que a la figura literaria le hemos agregado, a modo de advertencia: “Hay un país en el mundo, colocado en el mismo trayecto del sol… y de los huracanes y fallas sísmicas”…
El planeta Tierra ha sufrido serios cataclismos desde su incursión en el universo hace unos 4,500 millones de años. Actualmente, según los científicos, la humanidad y el planeta Tierra parecen encaminados a sufrir un serio cambio climático producto del calentamiento global de la tierra y de los océanos, que podría desencadenar un deshielo de los polos y, por tanto, una subida de los mares que, a su vez, provocarían más inundaciones y huracanes. En otros lugares provocarían sequías.
La República Dominicana, al depender en gran medida del turismo y de sus impresionantes playas, está en el mapa mundial dentro de los países de alto riesgo ante el cambio climático.
Por tanto, es una necesidad imperiosa que hagamos todo lo posible para mitigar o resguardarnos de lo que nos deparará el futuro.
Ya hemos visto lo que le pasó en el año 2010 a nuestro vecino Haití con el temblor de tierra que arrasó sus edificaciones y mató a miles de haitianos. Haití tiene cerca de tres fallas geológicas y la República Dominicana tiene más de 13 fallas, la mayoría ubicadas en la región norte del país y en la parte suroeste.
En adición a las más de 13 fallas geológicas, estamos ubicados en la trayectoria de los huracanes. Pero si esto fuera poco, en la República Dominicana se han producido lluvias torrenciales, como las que sucedieron en noviembre y diciembre del 2023, que provocaron serias inundaciones y muertes.
En los últimos años, los hoteleros dominicanos han sido víctimas de olas de sargazos que han afectado sus playas, teniendo que invertir cuantiosos recursos para mitigar sus indeseables efectos. Ante la triste realidad del cambio climático, se hace imprescindible sumarnos a las voces y gobiernos que han empezado a implementar políticas fiscales para desincentivar el uso de los elementos que provocan el calentamiento global, y crear incentivos fiscales para las empresas que, de manera verificable, contribuyan con medidas que disminuyan las emisiones de efecto invernadero.
Como ciudadanos conscientes, también debemos entender que los gobiernos tendrán ahora que dedicar muchos recursos para ir en auxilio de personas, agricultores y empresas ante el embate de la naturaleza provocada por los cambios climáticos, y que una gran parte de los impuestos que todos pagamos ahora serán destinados para tales fines.
Por Arturo Matos Jaquez
Director Ejecutivo, ATRIR